Hoy os traemos un #REENCUENTROFELIZ. Una de esas historias que te llegan al corazón.
En mayo recibimos aviso del atropello de una gata por la zona de la Avenida de Alicante en Denia. PAMELA, que así la bautizamos, estaba en muy malas condiciones. Tenía la cadera rota y la mandíbula desplazada también. Era evidente que era una gata mayor, lo que complicaba todo aún más.
A pesar de sus heridas, siguiendo nuestro lema de hacer todo lo posible antes de decidir que un animal no puede ser ayudado, decidimos ayudarla si ella tenía fuerzas para sobrevivir (a nuestros tratamientos). Cuando un gato llega a nosotros con heridas graves, no sabemos si es doméstico o salvaje. El cuidado posterior de un gato salvaje, que no permite que un humano lo trate, ni que esté cerca de él, puede significar un desastre para una buena recuperación. Afortunadamente, Pamela es una gata encantadora, soportó que la sometiéramos a varias cirugías, también hubo muchas complicaciones, pero no se rindió. Hasta tuvieron que amputarle una pierna para que pudiera volver a andar mejor. En varias ocasiones estuvimos a punto de dormirla y tirar la toalla...pero como es una luchadora, ¡siguió adelante! Siempre con el apoyo de la clínica Aliaga en Moraira y La Marina en Denia, donde ha estado viviendo todo este tiempo bajo el cuidado de la veterinaria Ana. Una veterinaria apasionada y dedicada a los animales, especialmente a los gatos que necesitan ayuda.
Desde el principio de este viaje siempre tuvimos la esperanza de encontrar a su familia. Con el paso del tiempo, la esperanza desapareció. Lo que no esperábamos era que la casualidad hiciera que una de nuestras colaboradoras, Elisa, la reconociera de un antiguo aviso en un grupo de Facebook, de gata perdida a finales de marzo en Baix la Mar. Pamela era PEPITA y sus dueños todavía la buscaban!!! Ayer, llenos de emoción, devolvimos a Pepita a su familia y enseguida empezó a ronronear. Ahora está por fin de vuelta con su familia, después de toda su aventura.
Esta historia nos ha llenado a todos de felicidad. Y nos ha dado fuerzas para seguir adelante con nuestra labor, que a veces es tan difícil y hasta incomprendida. No podemos estar más contentos por Pepita y su familia, y por casos así seguiremos luchando por los gatos que nos necesitan.
Naturalmente, las numerosas operaciones y los meses de medicación y cuidados, los viajes de ida y vuelta a las clínicas y el tiempo invertido en Pepita han supuesto grandes costes para nuestra asociación. Por eso pedimos continuamente el apoyo del público, para poder salvar la vida de más gatos.
Cada donación que recibimos hace que nuestra asociación siga funcionando, rescatando, esterilizando y cuidando a cientos de gatos cada año. Aldea Felina da las gracias a todas las personas que han hecho donaciones durante todos estos años. ¡Ustedes marcan la diferencia!